Había logrado
materializar su sueño, hacer un unipersonal , una
obra que representaba tres días por semana ,en una multisala
céntrica..El argumento se basaba en su propia historia que partía
desde aquel adolescente lector tanto de clásicos de Lorca, Ibsen,
Lope de Vega, como del teatro existencialista de Sartre o Camus y que
sin embargo fue atrapado por la industria de la telenovela y las
obras superficiales de guion previsible. Seguidamente fue
insertándose más en lo que era su profesión de actor que había
cultivado en la Escuela Nacional de Arte Dramático.
Ya
con muchos años de carrera, aunque difuminado en el famoseo de otros
tiempos, logró montar su propia obra a la que denominó “TEATRO”.
El guion se centraba en el espacio teatral, el tiempo real de la emoción, como un escape hiperrealista dentro de un mundo real.
En una escena expresa
:
“Mientras todos afuera lloran, aquí podemos reir,
enjaulados en nuestra libertad..
Mientras todos afueran rien y
se mofan de los que lloran, nosotros compartimos un silencio en
espera”
Durante un par de años, la pequeña sala
siempre estuvo normalmente llena, pero la situación había cambiado
, haciendo que ese mundo real fuera la propia obra dramática
.
Cuando entraba al complejo de salas, por lo general, una
hora antes, solía preguntar como iba la taquilla, a lo que se le
respondía con un pulgar hacia arriba.
A partir de ahí, era
actuar bajo un contraluz y por respuesta el aplauso final que
resonaba en proporción a la asistencia.
Ya no preguntaba
como estaba la taquilla, simplemente actuaba y esperaba el aplauso
final que semana a semana iba menguando hasta que un día al terminar
la obra, no escuchó un solo sonido, espero que se encendiera la luz
y vio que no había nadie en la sala.
Al día siguiente se
repitió el silencio y nuevamente, la sala vacía.
Por lo
general, cuando salía del teatro, subía al autobús y se iba
directamente a su casa. Esta vez decidió caminar. Observó cada
local, bar, restaurante , tienda .No había clientes , solo
dependientes en espera, mesas en espera, productos en espera, hasta
remedios en espera.
Se detuvo en un puesto de periódico y leyó
un titular que lo sacudió como si fuera parte de la letra de ese
guion maldito de la otra realidad :
“Se ha cerrado la Escuela
Nacional de Arte Dramático por decreto del gobierno”.
Sintió
que ahora, él era espectador de la obra trágica.
Los
transeúntes caminaban como zombies, como buscando lo que sabían que
no iban a encontrar pero necesitaban caminar, moverse, sentirse
vivos.
Como si un golpe eléctrico le hubiera enviado un
mensaje, comenzó a invitar al teatro,a todo aquel con el que se cruzara , no desechaba a nadie, casi bajo un estado
de euforia, los invitaba a que en una hora disfrutaran gratuitamente
de la obra.
Tras la agitada iniciativa, llegó casi a la
hora y observó al encargado de la taquilla que le levantaba el
pulgar con una sonrisa.
Se subió al escenario y esta vez
pidió que bajaran las luces, quería ver al público, la sala,
estaba llena.
El cierre de la obra lo improvisó saliiéndose
del guion:
—Cada vez que
sientas que estas solo, o que te han abandonado, o que te han
arrebatado tu libertad real, recuerda que el teatro es
principalmente, “compartir” , es un díalogo entre butacas y
escenario, entre autor y espectador, entre actor y público, entre tú
y Tú y Tú...entre el Teatro y todos nosotros.—
Se
pusieron de pié y comenzaron a aplaudirse los unos con los otros,
los otros con el actor, el actor con ellos. Salieron a la calle sin
dejar de aplaudir y fue como un mágico contagio que generó que
desde aquella pequeña sala, se fuera expandiendo con las manos, lo
que habían dejado de creer con las palabras.