domingo, 3 de abril de 2022

 EL PEQUEÑO RINCÓN DE UNA TRAGICA NOTICIA ©

Gustavo Jassin Falkinhoff


Sergio estaba entusiasmado con el aprendizaje del chamamé, baile típico del noreste argentino. Fue en el mismo día de su decimo-noveno cumpleaños, cuando un telegrama, cortó el baile en seco. Pocas palabras en una cinta de papel  lo convocaban a presentarse en el cuartel. La guerra en el sur, dejaba de ser un boceto, para cambiar hacia un mapa de fuego y locura.

Pocos besos con su estrenada novia, habían quedado grabados como un impulso que no dejaría de abandonar como enorme deseo del reencuentro.

Sergei disfrutaba con su laptop, regalada con motivo de su cumpleaños. Apenas once, pero suficientes para entender que el mundo informático lo había atrapado en la idea de llegar algún día a ser programador.

Sus padres, Natalka y Yoan, se habían conocido en la Universidad Taras Shevchenko de la capital Kiev, donde se habían graduado como biólogos.

Lo que parecían amenazas provenientes de Rusia, acentuaban la  preocupación. La puesta en marcha de los protocolos de defensa, confirmaban que el peligro se aceleraba tal recorrido de las chispas en una corta mecha .

La despedida de Sergio consistió en una fiesta de aliento. Nada hacía sospechar que un par de islas demasiado al sur del mundo, podían subir hacia a un nefasto protagonismo vestido de guerra .Malena le regaló un prolongado beso y le dibujó en sus mejillas un corazón hecho de lágrimas. El estaba convencido que se trataba, más de una escenificación sin riesgo, dado que suponía que de pasar a mayores, sería el ejército profesional quien se haría cargo de una situación que ni siquiera, entraba en la lógica del equilibrio.

Todo fue de golpe, las sirenas no sonaban como eco de simulación. Giros sobre giros de una realidad que comenzaba a metamorfosearse como un reloj acelerado y sin control.

No había tiempo para dudar. Los llamados entre amigos y familiares coincidían en que había que abandonar Kiev.

Resultaba difícil saber cual era el límite de lo imprescindible, pero, un pensamiento en común, coincidía en que tarde o temprano, retornarían al piso que se pagaba mes a mes bajo hipoteca. Sergei parecía el mas sereno, como si el escenario fuera una extensión de un video juego hiper realista. Le bastaba aferrarse a su laptop, algunos libros y cuadernos que portaría en su mochila.

Dentro del Hércules, los soldados pidieron permiso para cantar y bromear, lo que fue incluso participado por los propios superiores. En todo el país no se hablaba de otra cosa que del sentido patriótico de lo que traspasaba por mucho, una aventura que no podía ir mas allá de una intención. Las penurias a lo largo de los últimos años quedaban tapadas por lo que parecía un blanqueo de errores y desencuentros. Había una excusa patriótica para , al menos por un tiempo, distraer la atención con un objetivo común. Tras el aterrizaje en Comodoro Rivadavia, las noticias pasaron a ser muy distintas a las suposiciones.

Formaron un grupo familiar y se dirigieron a la Estación Central de Kiev. Las filas eran interminables. El nerviosismo hacía que se superpusieran los gritos sobre gritos, como si a través de los mismos se pudiera abrir un camino inmediato hacia la seguridad. De Huir hacia alguna ciudad como Leópolis, las noticias sobre bombardeos que se aceleraban desde el este, empujaban a traspasar las fronteras. 

Finalmente, el salvoconducto inicial conseguido fue dirigirse a Leópolis.

De cantos y bromas, las ordenes que se impartieron a las pocas horas de recibir viejos fusiles Mauser, fue pasar a subir nuevamente  a los aviones que los transportarían al aeropuerto que ya había sido tomado por el ejército  y rebautizado como Puerto Argentino.

Sergio trataba con no poca dificultad, de mitigar el sonido de los motores, con aquella música de chamamé que luchaba en su cerebro para mantenerse latente, como si fuera una alegría que no quería perder, o tal vez, un miedo que no quería asumir.

Lo que hasta hacía pocas horas eran rutinas de una familia con un horizonte muy próspero y donde los ascensos en el laboratorio Danitza, abrieron viabilidad a los sueños de Natalka y Yoan para hacer un crucero por Europa y que especialmente había ilusionado a Sergei, la nueva realidad fabricada en pocas horas, había sido como quitarle los colores a una vida que se había transformado en gris.

Al llegar a Leópolis, una orden sacudió al grupo. Los hombres debían dirigirse al este. Si bien Yoan, su hermano Borys y su cuñado Luka, sentían que había que frenar la locura invasora de Putin, preocupaba el destino de las mujeres y sus hijos. Luka consultó con un amigo coronel de la Fuerza Aérea Ucraniana, quien le recomendó un corredor de seguridad para su familia a través de la salida fronteriza Budomierz-Hruzow .

Los hombres fueron dirigidos a un puesto de reclutamiento desde donde partirían en autobuses hacia el este. La despedida se centraba en que todo volvería a la normalidad y que se reencontrarían una vez que  la intervención internacional, neutralizara los ataques salvajes del ejército ruso. Asumían que debían apoyar, aún sin preparación, estaban convencidos que la unidad ucraniana sería en sí, un arma decisiva.

Habían pasado dos meses desde el inicio de las hostilidades. Sergio ya había participado en varios combates y se había acostumbrado a ser como un autómata que reaccionaba con reflejos de subsistencia. Frío, hambre, impotencia y asumir la pérdida de compañeros como algo lógico y normal para ese escenario que solo lo entiende la guerra. Quería ganar un día más, detrás de cada mañana y cada noche.

La despedida fue como  la retención de un fotograma .Sergei pegó su rostro contra la ventanilla y no apartó su mano hasta que la silueta de su padre y tíos se difuminaban a medida que el tren se alejaba. No quería llorar, pero sentía ganas de arrojar una lágrima gigante que pudiera apagar toda esa locura en un solo instante.

Fue la batalla decisiva en el monte Longdon. Luces intermitentes contrastando en la noche mas oscura. El sonido de los SLR británicos aturdía tratando de escribir el final. Las balas rebotaban contra las rocas que daban protección a los seis soldados entre los cuales estaba Sergio .Vieron caer el obus y ya no había mas tiempo. Soltó el FAL, cerró sus ojos y puso sus manos en las mejillas tratando de sentir las manos de Malena.Una milésima de segundo le bastó para sentir una mezcla de intenso calor y frío. Solo quedó un cuerpo muerto que días después fue enterrado junto a varios compañeros.

El grupo de Yoan fue enviado a Kharkiv. Los alojaron en un piso que estaba mas que semi destruido, pero, ubicado en un punto estratégico para poder disparar el fusil Malyuk .

A pesar de la aparente improvisación, había mucha coordinación y la participación de comités solidarios que les proporcionaban alimentos, bebidas y asistencia médica cuando esta era necesaria. La sinergia de valor que daban las noticias , aliviaba la crítica situación de un país que estaba siendo demolido desde el este. Sin embargo, la moral no daba lugar al derrotismo y entre ellos se repetían una y otra vez que lo material se podía reconstruir y que la prioridad era no perder la identidad de nación.

Cada vez que escuchaban que las tropas rusas se replegaban , brindaban y soltaban cantos que nutrían de la adrenalina necesaria para soportar un límite extremo.

Cuando se producía un largo lapso de silencio, aprovechaban para descansar alternando turnos.

La Argentina se había rendido y todo el país sintió ese rayo fugaz que atraviesa la euforia y termina en una gran depresión colectiva.

Para la familia de Sergio fue un alivio y solo esperaban que se notificara de los retornos y así poder reencontrar al muchacho que estaba ilusionado con montar su taller de motos.

Natalka había sido alojada en un polideportivo y a la espera de que se les notificara del pase para Polonia. Le tranquilizaba saber que Yoan, su hermano y cuñado estaban bien, aunque las noticias no eran inmediatas, dado los protocolos de seguridad.

Sergei se entretenía con la laptop que además servía para extraer noticias sobre la situación. En un principio, se le quiso incautar la computadora por una cuestión de seguridad y pudo mantenerlo a condición de solo conectarse cuando se le diera permiso.

Las noticias que iban abriéndose a la verdad, mostraban que aquellas supuestas victorias en Malvinas, se habían transformado en soldados, mayoritariamente  jóvenes que habían fallecido, o se encontraban en situación desesperada. Muchos habían sido capturados como prisioneros. Los fallecidos, en muchos casos era imposible identificarlos. La mayoría de las áreas de combate estaban minadas. 

Malena no podía apartar de su mente ese cara o cruz, vida o muerte. Nadie daba por el momento, una respuesta concreta.

Se escuchó el silbido de un misil que iba rápidamente aproximándose al edificio que tiempo atrás había sido blanco de ataque, lo que hacía creer que difícilmente, se volviera a atacar al mismo. Luka y Borys se encontraban a dos calles en otro bloque. Escucharon la explosión y vieron que el fuego provenía de donde estaba el grupo de Yoan. Desoyendo las ordenes, se dirigieron rápidamente al lugar donde ya sólo quedaban escombros amontonados y que cubrían entre otros, el cuerpo de quien seguramente, no llegó a enterarse del tránsito a otro plano del universo.

Natalka dejó de recibir noticias y su hermano y cuñado muy espaciosamente, daban algunas señales, expresando que se encontraban bien, aunque para entonces, Yoan no formaba parte de los sobrevivientes.

Había pasado un mes desde el comienzo de la invasión rusa y se estaba negociando el alto el fuego, estableciéndose zona neutral y liberando el riesgo de ataque a Kiev.

Fue así que Natalka tomó la decisión de retornar con Sergei, a pesar de que se le recomendaba aguantar mas tiempo hasta que la seguridad fuera brindada por acuerdos internacionales. Fueron aceptados en un convoy sanitario con dirección a Vinnitsa , una provincia vecina de Kiev y que no implicaba riesgos.

La familia de Sergio recibió la visita de un oficial amigo de la familia que les notificó la triste noticia. Abrazos y silencio. Pusieron una vela junto a la foto del hijo que había quedado en algún lugar de unas islas en en sur del mundo. Llamaron a Malena para comunicarle de que la suerte había quedado del lado equivocado. 

Habían llegado a Vinnitsa y se le había recomendado a Natalka que permanecieran en la ciudad hasta que aumentaran los niveles de seguridad, dado que aún había francotiradores infiltrados que pretendían mantener la tensión atentando a la población civil. La Cruz Roja logró alojarlos en una aparente zona segura en un Jardín de Infancia.

Sin embargo, un trágico error torció el aparente destino de un reencuentro. Enfrente del lugar donde los habían alojado, se encontraba el Air Force Museum de Ucrania y los satélites rusos identificaron los aviones del museo, tal si fueran activos y así fue como las bombas de racimo barrieron la zona, destrozando totalmente el museo y las manzanas perimetrales.

Si bien los pequeños kindergarten tenían bunker de seguridad. Nada hacía creer que la exposición de viejos aviones, atraería la bestialidad que no cesaba a pesar de la aparente intención de negociar la paz. Natalka aprovechaba para caminar y sentir algo de normalidad, recorriendo una ciudad intacta. 

Sergei estaba visitando el bunker para ver si podía encontrar conexión y fue lo que lo salvó. Cuando ascendió a la superficie totalmente destruida, encontró el cuerpo de su madre aprisionado bajo un trozo de techo. Las sirenas de bomberos y ambulancias, los vecinos aterrorizados, giraban en su mente que no lograba ubicar la certificación de que su madre posiblemente, ya se hubiera reencontrado con Yoan en la otra dimensión. 

Sergei viajaba en el tren rumbo a Polonia, acompañado de  la soledad y la aparente luz de un destino ofrecido por la solidaridad de una familia española. 

Abrió la laptop y en las noticias mencionaban las empresas que se encargarían de reconstruir Ucrania.

Finalmente, Europa negoció con Rusia el precio del gas. 

En un pequeño espacio de la web, se mencionaba que siendo 2 de abril , se cumplían 40 años de la guerra de Malvinas. Dos delegaciones del Reino Unido y Argentina se comprometieron a tratar amistosamente, la posibilidad de no cambiar nada.


Finalmente el cuerpo de Sergio había sido identificado y enterrado en el cementerio de Darwin. Su familia fue invitada a viajar para rendirle homenaje. A Malena, sus 2 hijos le preguntaron sobre el porqué de la guerra de Malvinas. Solo respondió con un beso a ambos.


Sergei, cada día, abría su laptop y saludaba  la foto de Natalka y Yoan...